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domingo, 25 de enero de 2009

Trece Primaveras a la Deriva...

Hoy, veinticinco de enero, mi madre cumpliría cincuenta y dos años.
La tristeza que provoca su ausencia no mengua con el tiempo. Sigue palpitando caprichosa. Soberbia.
Trece años de silencios ensordecedores.
Un fuera de juego que me dejó sin tierra, sin cielo, carente de asideros donde plantearme volver a empezar, seguir adelante o estancarme sin más. Me quedé sin horizontes próximos donde mirar. Me quedé sin hombro para llorar. Ajena a mí.
Se perdió el sentimiento tierno e infantil de seguridad, el amparo tácito desde el amor incorruptible. Se desvaneció mi espejo único y sincero para preguntar.
Se apagaron mis aplausos. Se fue mi único deseo tras una vida brutalmente dura. Porque ella era mi premio. La recompensa, mi bocanada de aire puro después de tanto dolor.
Mi principio. La base de todo lo que soy. Mi brújula.
Se cortó nuestro cordón umbilical… ¿quién puede medir esta distancia tajante entre mi ombligo y el suyo? Había tanta vida. Tanto por dar… y mucho más aún por recibir.

No me avergüenza decir que me quedé en pelotas. Literalmente sola. Con más obligaciones que motivaciones. Algo muy sencillo a decir pero despiadadamente real.
Me gustaría haberle podido expresar lo grande que es (lo grande que fue y será), lo que abarca en mí, todas las huellas que evidencian la mujer única que hicimos entre las dos. Esa perfección casi perfecta.
No sé qué hubiera sido de mí sin su fuerza, sin su eco, su mirada atenta.
Quedan en mí todas sus palabras… hasta sus silencios más hondos… su “táctica y estrategia”. Queda el orgullo de que fuese ella y no otra quien me pariera. Quien me cuidara y me educara. contra viento y marea.

Intento aferrarme a la idea de que es un año menos sin ella. No sé cuánto queda… sencillamente espero… falta menos.
Desde este jodido silencio, espero que sepas que te quiero, vieja: “hasta donde llega y revienta” y que te extraño como una loca, desde este dolor que me provocó el aprender que la vida no es justa…
Feliz Cumpleaños, mamá. Sin lugar a dudas, sin un atisbo de flaqueza, siempre tuya;
María José.

3 comentarios:

  1. Casi sin querer te leí y casi sin permiso te escribo. Me vi tentado a hacerlo. Entre tantas dudas me queda una certeza. Ella sabe del corazón envuelto para regalar. Ella lo sabe, siempre lo supo.

    beso,

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  2. La curiosidad me llevó a tu rinconcito particular. Me refugié cómoda entre tus cuentos breves y esos particulares pedacitos de vos...
    Las lágrimas dulces que me regalaste con tus "sin querer" y tus "sin permisos", se prolongaron en una tarde maravillosa.
    Gracias por ese cobijo sin previa cita.
    Y por esa capacidad humana. Te guardo como un eco. Esperando que lleguen más resonancias...

    Manera particular de darte esta bienvenida a mi 26 de Enero... aunque quede en eso.

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  3. Nada queda en eso. Gracias por visitarme y dejarme polvo de estrellas dando vueltas. Ahora es tiempo de revisar mi mar. Te lo comparto. Losnombresdelmar.blogspot.com. Vení cuando quieras, como puedas, instalate donde estés cómoda.

    beso,

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